jueves, 3 de marzo de 2011

Big, big, big
















Esta ciudad es grande, muy grande, inabarcable, descomunal (anádanse los superaltivos que procedan). Yo pensaba que rondaba los veinte millones de seres humanos, pero varias personas me han confirmado que supera los treinta. Es decir, tres cuartas partes de España metidas en una sola ciudad. Gente, gente, gente, gente, gente. No sé cómo será China pero me lo puedo imaginar viendo el Distrito Federal. Parece hora punta constantemente. Gente, gente y gente.

No tengo los datos reales, pero si elucubramos una proporción del tipo un vehículo por cada tres mexicanos, nos da la impresionante cifra de una ciudad con diez millones de coches. Así que os podéis suponer el color del cielo. A lo lejos se intuye el azul pero hay una capa marrón que cubre la ciudad.

Todo esto hace que sea una urbe caótica, imposible de controlar, limitar o dominar. Un monstruo que crece sin medida. Una de las avenidas principales que recorre la ciudad de norte a sur (av. Insurgentes), mide más de 60 km. La distancia entre Coruña y Santiago.

Hay circunvalaciones y vías rápidas dentro de la megalópolis con cinco y seis carriles en cada sentido. Pero nada. Se colapsan. La última gran obra de ingeniería es el doble piso del Periférico. Una especie de M-30 sobre otra M-30. Circulas a una altura de un sexto piso.

Yo cada vez que me voy a la Facultad tardo cuarenta minutos (si no es la hora punta, en la que se alarga a una hora y diez). Pero la gente puede tardar hasta dos y media en trasladarse de su centro de trabajo a casa de ida y otras dos horas y media de vuelta.

Una nueva prueba para la paciencia. "No comas ansias". Así que cuando a los diez minutos te empieza a hervir la sangre porque no hay más que coches parados, hay que realizar un ejercicio psicológico que aplica de vez en cuando mi santo padre: "Si tu mal tiene remedio, para qué te apuras, y si no lo tiene, para qué te apuras". Moraleja, paciencia (palabra que se empieza a repetir demasiado en este blog).

Otro día más.





7 comentarios:

  1. Piensa que más que megalópolis es una ciudad-país... Pasiensia lisensiadaaaaa!

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  2. Corso Europa deber ser tan grande como un callejón de allí ;-)

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  3. Ana, eso es como de aquí a la esquina. Un pasito de nada ;-)

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  4. Bueno. Yo vivo en una ciudad muchísimo más pequeña y la movilidad es también insufrible

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  5. Anónimo7/3/11 13:18

    Hola Anita, me extraña ver que el tamaño y ritmo de la ciudad te sigue asombrando tanto... lo que para nosotros supondría la ingesta de 1 caja enterita de relajantes, los mexicanos lo han transformado en un modo de vida.... no hay mas que, en un atasco o semáforo, mirar a los "carros" cercanos, ves a los niños viendo películas, las madres con el ganchillo, los jóvenes con los portátiles... y sobre todo, lo que mas me gusta ver es como las señoras, sin ningún pudor, se pintan las uñas, se depilan las cejas y el bigote, se maquillan etc... sin contar que puedes aprovechar para comprar la recarga para el "selular", juguetes para los niños, chicles, tabaco, fruta...
    ¡andale! no comas ansias y aprende le los "nativos de la urbe", aprovecha el tiempo....
    un biquiño dende Rua Concordia

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  6. Videla, quizá la movilidad sea insufrible porque la gente no tiene tanta paciencia como aquí.
    Rúa Concordia, tienes razón, me impresiona ese ataque de peluquería, centro de estética en el que se convierten los taxis cuando llevan a mujeres. Lo que no veo en los semáforos son los lanzafuegos como antaño.

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