lunes, 7 de marzo de 2011

El pago de una entrada







Ayer me fui a la Feria del Libro de México invitada por la UNAM. Tenía que estar a las dos de la tarde para la presentación de unas revistas.



A diferencia de las ferias españolas, ésta no es al aire libre, sino en uno de los edificios históricos de la ciudad, el Palacio de Minería, en plena centro de México.

Cuando me estaba acercando vi una cola que daba la vuelta a la manzana. Mínimo unas cuatrocientas personas. Pensé que estarían regalando algo, pero me equivoqué. Hacían cola para comprar la entrada para entrar. Esa es la gran diferencia con nuestras ferias del libro. Había que pagar 100 pesos (unos 60 céntimos de euro). Es cierto que para nosotros la cantidad es irrisoria, pero en este país con ese dinero te puedes comprar unos siete kilos de tortillas.

Lo admirable es que la gente pague por ir a una Feria del libro. Es decir, pagar por tener acceso a la cultura, a la lectura.

Todos los pasillos llenos;conferencias y presentaciones ininterrumpidamente en cinco salas diferentes. Y todas abarrotadas. Familias, ancianos, jóvenes.

Me imagino qué pasaría en Madrid, Coruña, Orense o Génova si hubiera que pagar por tener acceso a los stands. Bueno, la respuesta ya la sabemos.

En fin, que me admira ese gusto por la lectura, por mejorar que tiene esta tierra, frente a una Europa vieja y resabida.



2 comentarios:

  1. Ya habíamos activado las medidas antisecuestro. Nos habías puesto como límite de alarma dos días sin publicar y te has pasado CUATRO!!!!

    ResponderEliminar
  2. Es que entre la boda y el fin de semana... Pero estoy bien, gracias por la preocupación.

    ResponderEliminar